Óleo sobre lienzo, montado sobre masonite 43 x 33 cm.
Colección de Dolores Olmedo Patiño. Ciudad de México,
México.
En este autorretrato Frida se encuentra sola, llorando en
una vasta llanura bajo un cielo tormentoso, quizá es su manera de decir que
tiene que manejar su dolor físico y emocional por sí misma.
En 1944 cuando Frida pinto este autorretrato, su salun se había
deteriorado hasta el punto de llevar un corsé de acero para sujetar su columna
vertebral durante cinco meses. Lo describió como un castigo. Las correas del
corsé parecen ser lo único que aguanta e cuerpo roto de la artista en una pieza
y erecto. La dramática abertura en su cuerpo y las fisuras del seco paisaje se
convierten en símbolos de dolor y la soledad de la arista. Este sentimiento se
ve acentuado por el poderos símbolo de los clavos atravesando su cara y cuerpo.
El clavo más grande que agujera su corazón representa el dolor emocional causado
por Diego.
También lleva un mensaje humorístico: “Tienes que reírte de la vida…” Frida dijo: “Mira los ojos muy de cerca… las pupilas son palomas de la paz. Esta es
mi bromita sobre el dolor y el sufrimiento”.
Frida originalmente se pintó completamente desnuda pero más
tarde decidió que el desnudo distraía del tema central del cuadro.
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